domingo, 11 de abril de 2010

Silencio en las calles




Por Manuel J. Villanueva

Columna Opinión -Diario Correo - La Libertad
8-4-2010

Trujillo se ha convertido en la actualidad en un verdadero carnaval de ruidos molestos. Es decir que, además de la contaminación del aire que respiramos como consecuencia de la combustión de los motores vehiculares, también sufrimos una contaminación sonora. Esta es provocada por el uso innecesario de todo tipo de bocinas de los diferentes vehículos que ruedan por las calles trujillanas y nadie dice nada.

Esta agresión sonora, que también está relacionada con los ruidos provenientes de los escapes de taxis, mototaxis, motocicletas, camiones y carros particulares, no la para nadie. A pesar de que existen ordenanzas municipales que prohiben el uso de bocinas y la exposición abusiva de los escapes de los diferentes tipos de vehículos, nadie cumple estas normas.

De seguir dicha tendencia, pronto Trujillo se convertirá en una ciudad poblada de sordos, porque la exposición a los ruidos molestos en forma permanente es una de las causas principales de la sordera, sobretodo a temprana edad.Creemos que la gran mayoría de conductores, cuando están manejando sus vehículos, sufren una transformación y se convierten en seres prepotentes y dueños de las calles, donde a su parecer, les está permitido todo tipo de inconductas tales como tocar exageradamente los cláxones o acelerar sus carros. Esto, por supuesto vulnera los derechos a la tranquilidad de los demás que son la mayoría de personas, preferentemente peatones.

Se debe tener presente que la Organización Mundial de la Salud considera a los ruidos molestos como una de las más graves contaminaciones a la que están sometidas los seres humanos porque afecta su salud mental y física. Creemos que las autoridades respectivas, que son las responsables de velar porque los ruidos molestos se eliminen, están en la obligación de actuar con medias efectivas. Estas medidas tienen que contemplar la prohibición de usar los diferentes tipos de bocinas de todos los vehículos del parque automotor trujillano.

Además, se tiene que prohibir que los diferentes vehículos rueden con el tubo de escape abierto y que los conductores escuchen sus equipos de sonido con estridencia. Esperamos que la campaña para desterrar de nuestra ciudad los ruidos molestos se haga en el más breve plazo. Así Trujillo se puede convertir en una ciudad silenciosa cuyos efectos serán elevar la calidad de vida de todos sus habitantes y también puede servir de ejemplo a otras ciudades del país, donde todavía reina el imperio de los ruidos molestos. Queremos silencio en las calles de esta bella ciudad.